Estoy en el Tabor de mi existencia:
ante tu luz, Señor, que explica todo.
Transfigurado brillas sobre el lodo
de mi carnal y redimible herencia.
Gracias a tu rocío en mi conciencia
hoy marcho por el mundo de otro modo
–un mundo en el que sólo hallo acomodo
cuando mi fe se arrima a tu presencia–.
Algo de ti nos transfigura a veces,
convierte en carne nuestra pétrea vida
endereza y allana nuestra senda
y trae la paz al alma en la que creces.
¡Ven, que tú eres mi escudo y mi guarida
y ante tus pies quiero plantar mi tienda!
fuente: https://radiocristiandad.wordpress.com/category/jorge-dore/