Requisitos para que una curación pueda ser considerada un milagro.


Si se trata de un caso médico, la curación debe ser: rápida, completa, duradera e inexplicable.

 

1) La enfermedad debe ser grave.

La curación extremadamente difícil o realmente imposible. La gravedad implica, en cierto modo, que la enfermedad es irreversible, siendo imposible la recuperación de las funciones normales del organismo.

2) Es necesario que no hayan sido suministradas medicinas adecuadas para curar la enfermedad, o que fueron ineficaces.

Por ello es necesario excluir con certeza, que los efectos de la terapia aplicada hayan logrado modificar sustancialmente el diagnóstico. Esto vale también para el caso de la desaparición inmediata de la enfermedad.

3) La curación debe ser instantánea.

Es decir, que en el caso concreto que se investiga, el tiempo de la curación debe ser extremadamente rápido respecto del tiempo previsible de curación que se considera normal.

4) La curación debe ser perfecta.

Pueden quedar algunos signos de la enfermedad no invalidantes como, por ejemplo, cicatrices. Para que la curación sea íntegra, es necesaria una recuperación
funcional del organismo perfecta.

5) La curación debe ser estable y duradera, sin reincidencias o recaídas.

Por reincidencia se entiende el retorno de la misma enfermedad después de un cierto periodo de tiempo. Por recaída se entiende el retorno de la enfermedad después de un brevísimo periodo de tiempo de aparente curación.

 

(Ver: José Carlos Martín de la Hoz y Ricardo Quintana
Bescós, Causas de canonización y milagros, Desclée
de Brouwer, Bilbao 2009, p. 107-108)

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